Discuten especialistas en CUCSH en el marco de la FIL, la importancia de la educación en contextos de encierro punitivo

Dialogan en el XXV Encuentro Internacional de Investigación Educativa con el tema: ¿Es posible la educación en contextos de encierro punitivo?

 

En el marco de la Trigésima Sexta Edición de la Feria Internacional de Libros de Guadalajara (FIL), y como parte de los eventos organizados por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), el Laboratorio de Educación, Pedagogía Social y Cárceles organizó el XXV Encuentro Internacional de Investigación Educativa con el tema: ¿Es posible la educación en contextos de encierro punitivo?

La Dra.  Anayanci Fregoso, al inaugurar el encuentro, señaló que “coincidimos con George Steiner que lo que no se nombra no existe, así que hablemos alto de lo sucede en las cárceles de México y el mundo. En este sentido, nos parece relevante señalar que lo que ocurre en las prisiones se mantiene todavía hoy al margen del interés social. No obstante, el alcance de los modelos de gestión en el proceso de reinserción en la sociedad de las personas privadas de libertad tiene un impacto directo en la dinámica de la vida social”, aseguró la académica.

Subrayó la importancia de la institucionalización de la educación en cárceles como un proyecto social y normativo en el que se involucre la UdeG. La Dra. Fregoso recordó la reciente constitución del Laboratorio de Educación, Pedagogía Social y Cárceles, “el cual tiene como eje central la educación en contexto de reclusión, pero se interesa por otros fenómenos relacionados al entorno carcelario, y por producir conocimiento crítico y un dialogo acerca de estos”, dijo.

Por su parte, el Dr. José Manuel Valenzuela, del Colegio de la Frontera del Norte, hizo referencia al libro: “Metafísica de la juventud” de Walter Benjamin, para explorar como los adultos suelen utilizar la experiencia como una herramienta de poder frente a los sueños que emergen de los mundos juveniles. Con la pregunta sobre cómo se aplastan dichos sueños en mente, propuso la definición de “juvenicidio”, “entendido como el proceso sistemático persistente de aniquilamiento de jóvenes en los países latinoamericanos”. 

“Lo que quiero plantear es cual es el conjunto de elementos de la biopolítica que son pertinentes para pensar los sistemas carcelarios como dispositivos que efectivamente desde las lógicas que se generan como instrumentos de control, de disciplinamiento y de engullimiento de las vidas de las personas en este caso de las vidas juveniles no están diseñados para la reeducación, no están diseñados para la reinserción social”, estableció el ponente.

Tras esta premisa, se dedicó a explicar tres grandes temas que contribuyen a la alimentación carcelaria: las agendas carcelarias de las derechas de América Latina, las cuales parten de una perspectiva biopolítica, la desubjetivización de las personas por parte de los sistemas carcelarios; y los marcos prohibicionistas, que obedecen los intereses de los grupos de poder y condenan a los más vulnerables.

Cuestionó prácticas ejercidas por los gobiernos como la falta de estrategias para prevenir el consumo y la distribución de drogas, la prohibición a las mujeres de decidir sobre sus propios cuerpos, los ordenamientos racializados, la privatización de sistemas carcelarios en México, entre otros; concluyó diciendo “nosotros tenemos que repensar la política, lo político, el papel de las instituciones y dentro de eso el papel que juegan los sistemas carcelarios”

Posteriormente, se dio paso a la mesa de trabajo integrada por los doctores Lucia Espinosa de la Universidad Nacional Autónoma de México, Juan Pablo Parchuc de la Universidad de Buenos Aires y Marcela Gaete de la Universidad de Chile.

La primera participante presentó el trabajo del Colectivo Editorial Hermanas de la Sombra, fundado en 2008 y con sede en Morelos. Dicha organización se ocupa de la intervención feminista de escritura en espacios carcelarios; la escritura, diseño, encuadernación y publicación de libros propios para visibilizar la capacidad artística y creativa de las escritoras, y a la confrontación del estigma y silenciamiento que existe en la sociedad mexicana en torno a la reclusión.

“Las mujeres que una vez fueron condenadas a prisión y pierden sus derechos pueden recuperar su poder y decidir sobre su propio destino” agregó.  Además, compartió con la audiencia algunos de las obras producidas dentro de la colectiva, entre las que se encuentran “Semblanza de Bajo la sombra del guamúchil. Historias de vida de mujeres indígenas y campesinas”, “Mundos paralelos intramuros”, y “Renacer en la escritura, Manual para la intervención feminista en espacios donde se vive violencia”.

Por su parte, el Dr. Parchuc abordó las líneas de trabajo de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, dentro del Programa de Educación en Cárceles, en articulación con otros programas universitarios de esta índole, y en colaboración con otras organizaciones que integran la red anti carcelaria latinoamericana.

“La universidad desde la recuperación de la democracia, ha sido un actor fundamental en el registro estas violaciones a los derechos humanos, pero también en la promoción de políticas públicas de generación  de mecanismos de prevención contra la tortura de desarrollo de políticas educativas, y también pudo impulsar programas educativos en cárceles;  los espacios universitarios organizados por los propios estudiantes privados y privadas de la libertad también son digamos núcleos fundamentales del desarrollo de este tipo de políticas en los centros universitarios “estableció.

Por último, la Dra. Gaete reflexionó sobre la importancia de que los docentes cambien su visión civilizatoria de las cárceles y de las escuelas más excluidas de Latinoamérica para poner fin a la exclusión que permea en estos espacios. “Ante la pregunta de si es posible la educación en contextos de encierro punitivo yo me repregunté ¿qué educación y para qué sujetos’ y allí lo que debemos tener presente es que lo que hace la cárcel es transformar inmediatamente al sujeto un objeto de intervención” reflexionó.

Después de hacer un análisis de lo que conlleva percibir de esta forma a los individuos en prisión, argumentó que “educar no es intervenir al otro”; sin embargo, lo que sucede dentro de estas instituciones es una prisionización con la que las personas pierden la oportunidad de tomar decisiones. Ante esto y con palabras de la invitada “la práctica educativa en cárceles tendría que jaquear los proceso de prisionización”.

Terminó su intervención respondiendo a su pregunta inicial comentando que se necesita una “educación como dignificación del presente reconocimiento y potencialización para unos sujetos que son tan sujetos como nosotros”.