Comunidad latina en Estados Unidos es la más afectada por la pandemia
Precariedad en empleos, hacinamiento, falta de servicios médicos y bajos salarios los vuelven más susceptibles de contraer y propagar el virus
La comunidad latina en Estados Unidos ha sido una de las más afectadas por la pandemia del COVID-19 debido a los trabajos que desarrollan, a la falta de acceso a servicios de salud y a las políticas públicas que los relegan de cualquier ayuda gubernamental, la noche del miércoles coincidieron especialistas participantes en el panel “Construyendo puentes en época de COVID-19”, como parte del programa FIL pensamiento, en la FIL de Guadalajara 2020.
En el encuentro, organizado por el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), AltaMed y la Universidad de Guadalajara en Los Ángeles, la doctora Cecilia B. Rosales, especialista en salud pública, señaló que la pandemia ha revelado las disparidades en salud y los factores que influyen en que latinos sean más vulnerables al COVID-19.
Recordó que durante la epidemia de la influenza H1N1 hace una década, la comunidad latina tenía el doble de la tasa de casos confirmados en comparación con la población estadounidense anglosajona. En una encuesta reciente se encontró que esta comunidad tiene la menor proporción de trabajadores que pueden realizar teletrabajo, es decir, sólo 16 por ciento de la fuerza laboral tiene esta posibilidad, en comparación con 20 por ciento de los afroamericanos, 30 por ciento de los estadounidenses anglosajones y 37 por ciento de los asiáticos americanos.
“Las personas tienen diferentes grados de susceptibilidad al virus en función de factores como el estatus de ciudadanía, la raza, el bienestar económico y el estatus de detención como comunidad; sin embargo, los latinos tienen trabajos que requieren de su presencia física y no ofrecen una opción de teletrabajo, porque tienen tasas más altas de empleos basados en servicios esenciales que incluyen asistencia de trabajos en salud, trabajos domésticos, entrega de alimentos y campos agrícolas”, dijo la académica de la Universidad de Arizona.
Enfatizó que la falta de protección en el lugar de trabajo, su restricción al acceso de programas de redes de seguridad, los bajos salarios y no ser elegible para el seguro de desempleo, a pesar de que pagan impuestos, “aumenta acumulativamente” su posibilidad a contraer el virus, quedarse sin trabajo y, en muchos casos, a sufrir de hambre.
El Director del Centro para la Salud y Cultura Latina, en la Universidad de California en Los Ángeles, doctor David Hayes Bautista, dio a conocer que un estudio acerca de la situación de salud de los latinos reveló que los migrantes de tercera generación son quienes más han sufrido la pandemia, y que han muerto casi 10 mil latinos desde marzo pasado.
Pese a que los 60 millones de latinos en Estados Unidos han creado el octavo Producto Interno Bruto a nivel mundial, incluso más grande que Italia, Brasil y Corea del Sur, que crece a un ritmo casi de 70 por ciento más rápido que el de los no latinos; esta comunidad vive en condiciones de hacinamiento, precariedad laboral, falta de servicios de salud y, en muchas ocasiones, hacinamiento en sus viviendas, lo los que hace más propensos a contraer y propagar el virus, dijo el experto en salud.
El rector del CUCEA, maestro Luis Gustavo Padilla Montes, recordó que en Estados Unidos la curva epidemiológica muestra “un crecimiento alarmante” y la comunidad latina ha recibido el mayor impacto de esta pandemia, pues la tasa de hospitalización de latinos es cuatro veces mayor que la tasa de la población anglosajona, y junto con la población afroamericana, los latinos tienen la probabilidad de contagio tres veces más alta.
“La incertidumbre, la duración y la magnitud del impacto de la crisis puede crear círculos viciosos con afectaciones a largo plazo; por ello, es imperante que reflexionemos qué necesitamos para manejar estos cambios abruptos, para construir soluciones de resiliencia y adaptación para sumar esfuerzos”, declaró.
El exalcalde de Los Ángeles y activista pro derechos humanos y migrantes, Antonio Villaraigosa, dijo que los casi 40 millones de personas de descendencia mexicana en EUA que han sufrido mayormente los estragos del COVID-19 deben levantar la conciencia en ambos lados de la frontera de que “se debe hacer mucho más para aliviar el contagio en esas comunidades”.
“Este presidente se va a ir y esperamos una nueva política en Estados Unidos donde estemos alineados mucho más en solidaridad con México, promoviendo una política de vecinos que comparten una frontera, que deberíamos verla como una oportunidad para intercambiar cultura y extender la mano en términos de economía y política; debemos usar la frontera como una oportunidad y no como una puerta cerrada”, subrayó Villaraigosa.